19 de noviembre de 2009

Un famoso pintor retratista, un divorcio imposible y una extraordinaria mujer.




Giovanni Boldini (1842-1931) fue un pintor italiano que retrataría hermosas mujeres de aquella alta sociedad finisecular del siglo XIX. Deslumbraría con su maestría -parte impresionista, parte modernista- en sus modelos femeninas, señoras maravillosas donde su belleza es trazada de un modo exagerado, muy propio de la superficialidad y alcurnia de entonces. Una de sus modelos fue Lady Colin Campbell (1857-1911), llamada originalmente Gertrude Elizabeth Blood. Fue una mujer que, aunque de familia irlandesa distinguida, acabaría sus días siendo conocida por tan alto nombre aristocrático. Todo empezaría con un viaje a Escocia en el año 1880 donde conocería a Lord Colin Campbell (1853-1895). Se casan al año siguiente, pero el matrimonio sólo dura tres años. El almibarado Lord le ocultaría su maléfica enfermedad venérea. Para cuando ella lo supo tuvo que medicarse con mercurio y acabaría pidiéndole el divorcio. Él entonces, avergonzado por la publicidad y el escarnio social, contraatacaría decidido, acusándola ahora de infidelidad, y no con uno sino con hasta cuatro amantes. La justicia torticera de aquella época le denegaría las razones a ella y el divorcio no se llevaría a cabo nunca.

Se separaron de todas formas y ella terminaría dedicándose a la Literatura. Su talento y belleza la ayudaron mucho en su nueva vida mundana, aunque no pudo mantener su alto prestigio social disfrutado antes. Él por entonces, muy azorado, tuvo que marcharse a la India lejos de todo, donde acabaría su vida a los cuarenta y pocos años enfermo y solo. Pero es en esta obra de Boldini como aquella belleza renacida de ella es retratada entonces por el Arte con todo su esplendor. Un Boldini exultante que acabaría siempre magnificando sus modelos femeninas. Un crítico llegaría a decir del pintor: Las mujeres tuvieron siempre un rol de primer plano en su vida, al retratarlas exageraba sus mejores características, alargaba las piernas, las manos, los pies, para exaltar así aún más su atractivo natural.

(Imagen del cuadro del año 1894 de Lady Colin Campbell del pintor italiano Giovanni Boldini, Londres; Fotografía del año 1890 de Lord Colin Campbell; Autorretrato de Boldini.)

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