30 de julio de 2010

Una novela y una película desconocidas, y, entre ellas, una ópera famosísima.



Cuando el día 1 de febrero del año 1893 estrenara su ópera Manon Lescaut, el compositor italiano Giacomo Puccini (1858-1924) no pudo imaginar por entonces el gran éxito que esta composición musical llegaría a tener. Basada en una obra literaria escrita más de un siglo antes por el novelista francés Antoine François Prèvost (1697-1763), describe la vida de una pareja destinada al fracaso y la tragedia. Prèvost, un clérigo atormentado y exiliado de su país, publicaría entre los años 1728 y 1753 Memorias y aventuras de un hombre de calidad retirado del mundo. En esa inmensa obra escrita en varios volúmenes cuenta el autor en un último capítulo la historia del caballero des Grieux y de Manon Lescaut, un relato en parte reflejo de su azarosa y confundida vida vagabunda. Tan atrevido fue el relato que el Parlamento de París lo condenaría a la hoguera. En la novela, el protagonista, un heredero aristócrata, ingenuo y confiado, acabará irremediablemente enamorado de Manon, una cortesana sin recursos pero muy atrevida, ambiciosa y sensual. En su deseo por vivir con ella rompe con su familia y se desliza por una vida de penuria, escasez y desolación. Para retenerla el joven protagonista terminará hasta dejándose convencer por el hermano rufián de Manon, accediendo así a un mundo de maldad, juegos, falsedad y engaños. Después de ser robados y de llegar a una precariedad total la pareja de amantes, consiente ahora el protagonista que su amada seduzca a un rico y poderoso caballero con la maliciosa intención de que éste done su fortuna a Manon. Terminan ambos luego denunciados por estafa, castigada y prostituida ella y abandonado y abatido él.

Sin embargo el protagonista no dejará de buscarla nunca, de requerirla y de necesitarla para siempre. Cuando la encuentra al fin ambos acaban perdidos en un desierto de desolación. La encuentra en un lugar donde Manon terminará muriendo por una enfermedad. En una escena sublime su amado reposa arrodillado, abatido, resignado y hundido ante la tumba improvisada, sencilla y humilde de ella. En el año 1949 el director de cine francés Henri-George Clouzot (1907-1977) llevaría a la pantalla su película Manon, basada en aquella ópera decimonónica del compositor Puccini. La protagonizaría entonces una desconocida y jovencísima actriz francesa, Cècile Aubry (1928-2010). Esta actriz tan sólo participaría en siete películas más en toda su vida. Acabaría retirándose del cine diez años después del estreno de Manon. En el rodaje de la película había conocido al hijo del pachá de Marrakech, Si Brahim El Glaoui, casándose con él y marchándose a vivir a Marruecos. Años después se separaría de él y, con su único hijo, regresaría a Francia donde se dedicaría a la literatura infantil. Su personalidad entre mujer fatal y cándida criatura frágil retrataría eficazmente el personaje literario que ideara el Abate Prèvost para su bella, seductora y malograda heroína.

(Imagen del cartel de la película Manon, de 1949; Fotografía de estudio de Cècile Aubry, 1950, recientemente fallecida; Grabado con el retrato del Abate Prèvost, 1755; Portada de una edición francesa de la novela Manon Lescaut; Poster y cartel de la ópera Manon Lescaut de Puccini; Fotografía de Cècile Aubry en Marruecos en 1950; Fotografía de Giacomo Puccini al piano; Fotografía del director de cine Henri-George Clouzot; Fotograma de la película Manon de Clouzot, 1949.)

1 comentario:

Unknown dijo...

El arte de la vida que ños permiten crear, es más signicativo en la fantasía que hacemos de eso ños permite crear más nuestro sentimiento y amor a la vida, gracias al donador de vida,arte, cultura y de lo hermosa que es la vida, sabiendo admirarla y respetarla.