24 de agosto de 2010

Un menage a trois histórico causó una victoria, un fatal destino y un film.



La belleza de una mujer pocas veces ha podido causar una historia tan increíble, fascinante y trascendente como la belleza de Emma Lyon (1761-1815). Nacida en el condado de Cheshire, Inglaterra, y huérfana de padre, su madre se vería obligada a ponerse muy pronto a servir. Así hasta que ambas se trasladaron a Londres y entonces Emma conseguiría entrar al servicio de un famoso compositor británico, Thomas Linley. Más tarde trabajaría en una posada donde una tarde un teniente de la Marina británica, John Willet Payne (1752-1803), se enamoraría de ella convirtiéndola en su amante. Este oficial inglés se preocuparía mucho en educarla, así hasta quedar ella embarazada de él a los diecisiete años. Una situación económica difícil obligaría a Payne a buscar ayuda en un amigo aristócrata, Sir Harry Featherstonehangh. A cambio éste obtuvo luego a Emma como amante. Con Sir Harry Emma accedería a la alta sociedad londinense, pasando a vivir en el castillo de Up-Park y conociendo a personajes o artistas tan importantes como lo fuera el pintor George Romney (1734-1802), que llegaría a inmortalizarla en sus famosos retratos de escenas mitológicas. Luego llegaría en Up-Park a conocer a Charles Greville, miembro del Parlamento británico que la tomaría como amante oficial instalándola en su residencia de Edgeware Row.

Charles Greville se comprometería con una rica heredera y no tuvo más remedio que dejar a Emma. Para esto le pediría a su tío William Hamilton, rico viudo y cónsul británico en Nápoles, que acogiera a Emma en su casa napolitana. Sir William Hamilton (1730-1803) invitaría a Emma unos meses a su casa de Nápoles y acabaría también convirtiéndola en su amante. La fascinación que causó Emma en Sir William Hamilton fue tanta que, con 61 años y aficionado a la belleza y las antigüedades, sería el único amante que llegaría a proponerle matrimonio. Ella aceptaría encantada en el año 1791 y pasaría a ser Lady Hamilton. Por aquellos años, finales del siglo XVIII, Francia era una República muy beligerante y haría en Europa temblar a algunas monarquías. Nápoles era un reino independiente aunque perteneciente a la Casa de Borbón española, su rey, Fernando I de Nápoles, era el tercer hijo del rey Carlos III de España. Pero su pequeño reino estaba amenazado por la Francia revolucionaria. Nápoles participó en la Primera Coalición (1793-1797) contra el Directorio francés revolucionario, y como Inglaterra y su flota se encargaban de controlar el mediterráneo, apoyaría entonces a uno de sus aliados europeos frente a Francia. El Almirantazgo británico decide entonces enviar a su mejor marino a Nápoles. Y allí, en el año 1793, el consul inglés y su encantadora y joven esposa tuvieron ocasión de agasajar al vicealmirante de esa flota, Horatio Nelson (1758-1805), el cual quedaría impresionado por la belleza y simpatía de Lady Hamilton.

Cinco años después regresa Nelson a Nápoles para visitar a Emma. Por entonces la fama militar del gran marino británico después de haber ganado la Batalla del Nilo, le haría ser un personaje conocido y fascinante. Tanto que el propio Sir William Hamilton le acogería en su residencia y vería con buenos ojos los cuidados que su esposa mostrara por las heridas de él. Toleraría la relación que su esposa comenzara a tener con el vicealmirante. Hasta el punto de llegar a viajar los tres juntos a Inglaterra no por mar sino por el propio continente europeo. Lady Hamilton quedaría entonces embarazada de Nelson y las habladurías en Londres se hicieron demasiado públicas. El Almirantazgo británico vuelve a enviar de nuevo a Nelson a una misión al mar, de ese modo, pensaron los almirantes, lo apartarían algún tiempo de ella. En el año 1803 fallecería Sir William Hamilton y Nelson regresaría de nuevo al mar, para no volver a Inglaterra sino dentro de un barril de coñac, donde se conservaría su cadáver después de la Batalla de Trafalgar del año 1805. Emma Hamilton malgastaría la poca fortuna que le dejaría Sir William y, a pesar de las instrucciones dadas por Nelson, el gobierno británico no la ayudaría jamás, ni a ella ni a la pequeña Horacia, la hija tenida con el vicealmirante Nelson. Las dejarían a ambas en manos de los crueles acreedores. Incluso llegaría Emma Hamilton a estar en prisión con su hija, y, finalmente, se vería obligada a huir a Francia donde acabaría sus días abandonada, pobre, alcohólica y enferma en la ciudad costera francesa de Calais.

En el año 1941 la productora británica de Alexander Korda realizaría la película That Hamilton Women (Lady Hamilton), donde la famosa actriz Vivien Leigh (1913-1967) interpretaba a Emma Hamilton, y su marido, el gran actor Laurence Olivier (1907-1989), al entonces vicealmirante Nelson. Sólo obtuvo un oscar la película, y lo fue por la excelente música que el compositor húngaro Miklós Rósza (1907-1995) creara para el romántico film. Se llegaría decir por aquellos años que era la película favorita del primer ministro británico Winston Churchill, el cual presumía de haberla visto cientos de veces mientras dirigía el país durante la guerra.

(Fotografía de la actriz británica Vivien Leigh; Cuadros del pintor George Romney de retratos de Lady Hamilton; Cuadro del vicealmirante Horatio Nelson; Cuadro de Lady Nelson, esposa de Horatio; Cuadro de Sir William Hamilton; Grabado humorístico donde aparece William Hamilton, aficionado a las antigüedades, y en los cuadros en la pared su esposa -como Cleopatra- y Nelson -como Marco Antonio-, y los oportunos cuernos...; Montaje donde Vivien Leigh posa como su personaje Lady Hamilton en un cuadro de Romney.)

Vídeo de la película Lady Hamilton (That Hamilton Woman), del año 1941:

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