El primero de noviembre del año 1755 se produjo uno de los terremotos más fuertes de toda la historia europea. Sus efectos en Lisboa y Portugal fueron devastadores, pero el radio de acción llegaría incluso a muchas poblaciones españolas. Una de ellas fue la portuaria Palos de la Frontera en Huelva, desde donde salió en el año 1492 la famosa expedición que España patrocinaría y un gran marino pilotaría en la historia. Cerca de esa población onubense se encontraba entonces un pequeño monasterio franciscano, un edificio que también sufriría el movimiento telúrico y quedaría prácticamente destruido a consecuencia del seísmo. Años después, entre 1835 y 1845, se decretaría en España la supresión de las órdenes religiosas y se obligaron a los franciscanos a abandonar lo que quedaba del monasterio onubense, dejando éste en el mayor de los desamparos posibles. A pesar de la poco fidedigna reconstrucción realizada años después por unos duques ilustrados así como por el respaldo de algunos políticos sensibles a la historia, sólo se pudo representar luego una falsa copia de lo que, realmente, llegaría a ser ese famoso monasterio colombino en su tiempo. Hoy sólo los arcos de estilo mudéjar y color arcilloso pueden recordar, si acaso, el antiguo edificio donde un hombre cargado de un gran sueño se refugiara una vez de la falta de comprensión de la corona y los entendidos. Sólo nos queda ya el símbolo arquitectónico, posiblemente no sea poco para el sueño tan enorme que albergara por entonces.
(Edificio del Monasterio de La Rábida, Huelva, España; Fotografía de un monumento a Cristóbal Colón; Murales, pintados recientemente, en homenaje al descubrimiento de América; Fotografía del claustro mudéjar; Fotografía del Refectorio, o comedor de frailes, donde también cenó Colón; Fotografía de la entrada y pequeña estancia en donde Colón deliberaba con el padre Marchena; Fotografía de la sala capitular o principal del monasterio.)
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