11 de agosto de 2010

Una invención de mujer, con un comienzo oculto y una leyenda de veras.



En la Europa convulsa de los primeros años treinta del siglo XX, una hermosa e inteligente joven, Hedwig Kiesler (Austria, 1914 - Florida, 2000), se iniciaría en el mundo teatral del Berlín más liberal que haya existido. Por aquel entonces un director de cine checo, Gustav Machatý (1901-1963), se atrevería a realizar la primera película de alto contenido erótico de toda la historia del cine, Éxstasy, un film producido en el año 1933. La película, estrenada ese mismo año en Austria, no se estrenaría en Alemania sino hasta el año 1935 y en los Estados Unidos llegaría a ser censurada por la conocida como Legión de la Decencia. La actriz protagonista fue esa joven austríaca, Hedwig Kiesler, una mujer que antes de dedicarse al mundo del espectáculo había estudiado ingeniería en Viena, destacando además de por su belleza por una extraordinaria capacidad intelectual.

El éxito de Éxstasy fue arrollador, tanto por la propia temática de la cinta, muy del estilo de Madame Bovary -la esposa que abandona a su marido y se siente atraída por un amante más joven-, como por el desnudo integral que protagonizaría Hedwig Kiesler. Al ver la película, un millonario austríaco de oscuros negocios decide entonces casarse con ella, solicitando al padre de Hedwig su mano. El marido trataría luego de eliminar todas las copias cinematográficas eróticas de su esposa. Llegaría a maltratar de tal modo a Hedwig que ésta se vio obligada a abandonarle y acabar por huir a Francia en el año 1937; de París, por fin, conseguiría ella un pasaje para poder viajar hasta los Estados Unidos. En Los Ángeles, el famoso productor Louis B. Mayer -de la MGM- la protegerá de su pasado cambiándole hasta el nombre, y maquillando luego toda su anterior vida, tanto la personal como la cinematográfica. A partir del año 1938 comienza ella una nueva carrera en el cine -y una nueva vida personal-, pero, ahora con el conocido nombre con el que ha pasado a la historia de las grandes estrellas: Hedy Lamarr. Protagonizaría muchas cintas, desde Argel (1938), pasando por Encrucijada (1942), hasta llegar a la más conocida o que la haría más famosa en el cine: Sansón y Dalila, una producción del año 1949.

Pero, por lo que ha sido menos conocida fue por su faceta industrial e inventora, una faceta profesional que tendría desde que volvió a casarse con el compositor y bohemio George Antheil. Con él patentaría un diseño para las comunicaciones cifradas, un hecho científico que ha servido mucho tiempo después en la historia del desarrollo de las telecomunicaciones, hasta llegar hoy, incluso, a la tecnología Wifi, el Bluetooth o la telefonía de segunda generación de móviles (GSM). Una historia fascinante la de esta mujer extraordinaria, la cual tuvo una vida semejante a la que protagonizara en aquella película Éxstasy. Una vida, donde además de usar muy bien el cuchillo en la escena cinematográfica de Dalila, al cortar la cabellera a Sansón, contribuiría luego al avance científico con algunas tecnologías que, por ejemplo, algunos en este momento podemos utilizar...

(Fotografía de Hedy Lamarr, del fotógrafo Alfred Eisenstaedt, 1938; Imagen fotográfica de estudio de Hedy Lamarr, 1940; Fotograma de la película Sansón y Dalila, 1949; Cartel de Sansón y Dalila, 1949; Fotograma de la película Éxstasy, de 1933, Hedy Kiesler (Lamarr).)

Vídeo de las obras cinematográficas más representativas de Hedy Lamarr:

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