El Arte es una manifestación tangible de las más altas aspiraciones de la Humanidad. Al final, el Arte vale, como casi todo, lo que uno esté dispuesto a pagar por ello... Aunque, su valor más importante no es el material o físico de la obra, no, es otro, éste ya mucho más trascendental. Gracias a las nuevas tecnologías, la visión del Arte ya no es ninguna salvedad... El reto mayor, sin embargo, es cómo transmitir a las nuevas generaciones el sentido de tan formidable legado sin desvirtuarlo. No es fácil. Las encuestas ponen de relieve una alarmante falta de conciencia histórica y artística entre los jóvenes y no tan jóvenes... No es sólo una cuestión de ignorancia, sino de indiferencia, que es algo mucho más grave.
El entusiasmo y enriquecimiento que provoca entrar en contacto con el Arte se debe a que es un símbolo palpable de que el hombre puede superarse a sí mismo siempre. Estar en un museo es compartir la presencia de genios, de obras que han sido creadas con una visión e inspiración superiores a las del resto. El hecho de que la gente elija ir al museo en vez de a otro lugar es por esa búsqueda de una experiencia que va más allá de lo ordinario. Te saca de la rutina diaria y te lleva a un reino más elevado. Esto no convierte a una persona en alguien mejor, pero sí eleva su espíritu temporalmente y, finalmente, la hace más interesante, más educada...
Guy Philippe Henri Lannes de Montebello. Historiador y autoridad en el Arte.
(Cuadro El juicio de Cambises, 1498, del pintor flamenco Gèrard David, 1460-1523, Brujas, Bélgica)