Cuando el poeta y escritor latino Ovidio (43 a.C - 17 d.C.) escribiera su gran obra Metamorfosis, no pudo imaginar que dieciséis siglos después tres creadores del Arte plasmaran, en tres obras maestras de la Pintura Universal, una de las escenas más dramáticas de aquella mitología. Adonis fue un personaje mítico que procedía de Oriente Próximo (Siria) y que no llega a Grecia sino modificado a través de su paso por Egipto y Chipre. La diosa griega Afrodita (Venus en Roma) quedaría prendada de la extraordinaria belleza de Adonis. Pero, una vez no quiso ella que él acudiese a una cacería imprevista entonces, una aventura a la que Adonis estaría, sin embargo, muy predispuesto trágicamente -acabaría transformado por los dioses vilmente- para marchar ahora entusiasmado.
Tres maestros de la pintura italiana del siglo XVI, Veronés, Tiziano y Carracci, seducidos todos ellos por una misma épica pasión artística, quisieron plasmar ese momento concreto que los dos amantes tienen antes de la mítica despedida. Pero cada uno de ellos idealiza una escena muy diferente. El Veronés (1528-1588) pinta en el año 1580 una situación muy relajada, incluso esperanzada, entre los dos amantes mitológicos. Tiziano (1477-1576) en el año 1553 plasma, sin embargo, una gran tensión entre ellos, una gran fuerza desgarradora además en la forma en la que ahora Venus trata de evitar que Adonis se marche de su lado. Pero sólo Carracci (1560-1609) consigue en el año 1590, a cambio de los otros dos, realizar un genial ardid muy diferente: la resignación, el plegarse ahora ambos al destino inevitable.
Porque los dos amantes mitológicos retratados en el extraordinario lienzo de Carracci lo entienden así. Hasta Cupido sonríe maliciosamente indicando la herida que su certera flecha había producido en la diosa enamorada. Adonis ahora mira a Venus por última vez, y ella se vuelve también para mirarlo, convencida ahora del todo así, presintiendo ella por completo, que todo estaría ya acabado para siempre. El Arte retrata con frecuencia manifiesta la contradictoria naturaleza humana, pero sólo algunos creadores consiguen muy genialmente ir mucho más allá de lo que retratan. Como Carracci y su metafórica escena de desamor inevitable...
Porque los dos amantes mitológicos retratados en el extraordinario lienzo de Carracci lo entienden así. Hasta Cupido sonríe maliciosamente indicando la herida que su certera flecha había producido en la diosa enamorada. Adonis ahora mira a Venus por última vez, y ella se vuelve también para mirarlo, convencida ahora del todo así, presintiendo ella por completo, que todo estaría ya acabado para siempre. El Arte retrata con frecuencia manifiesta la contradictoria naturaleza humana, pero sólo algunos creadores consiguen muy genialmente ir mucho más allá de lo que retratan. Como Carracci y su metafórica escena de desamor inevitable...
(Imágenes de las obras: óleo Venus y Cupido, 1580, del pintor Veronés; lienzo Venus y Cupido, 1553, del pintor Tiziano; óleo Venus, Adonis y Cupido, 1590, del pintor Annibale Carracci. Las tres obras se encuentran en el Museo del Prado, Madrid.)
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