17 de noviembre de 2009

Una obra de Arte, una modelo y un gran pintor.



El más grande pintor francés del siglo XV lo fue Jean Fouquet (1420-1481). Situado entre el Gótico tardío y el Renacimiento, es considerado el iniciador de la escuela francesa de la Pintura. Educado en Italia, donde desarrollaría gran parte de su obra. En el año 1450 le encargan un díptico, el famoso Díptico de Melun, un retablo articulado donde, en una de sus tablas, hay una representación muy curiosa de la Virgen María con el Niño.  En ese panel del díptico su imagen sagrada enseña ahora claramente uno de los primeros pechos desnudos del Arte. De colores significativos y determinados, las figuras son de un blanco virtuoso y puro -la Virgen y su hijo- o de un azul y rojo atenuados -los ángeles-, dependiendo que fuesen algunos ángeles querubines o serafines. Fue la primera vez que se mostraba un atributo sexual femenino en una obra de Arte sin motivo o sin justificación especial alguna de una sagrada imagen.

Según una leyenda medieval la modelo de la Virgen fue una cortesana amante del rey francés Carlos VII, Agnès Sorel, una de las mujeres más hermosas de Francia. El rey fue coronado en el año 1429 gracias a otra legendaria mujer, Juana de Arco (1412-1431), la joven y santa doncella de Orleans que, a cambio de belleza, fue la mujer más heroica de Francia, aquella que se creyó además estar ungida por Dios para salvar su país. Murió sacrificada en la hoguera por los enemigos de Francia, aunque eso no impidió al rey francés conseguir luego el objetivo que ella antes se propuso: expulsar a los invasores ingleses de su sagrado reino.

(Imagen del cuadro La Virgen con el Niño, separado del díptico original, actualmente en el Museo de Bellas Artes de Amberes (Bélgica); Autorretrato del pintor Jean Fouquet -también al parecer situado originalmente en el díptico- y que se encuentra en el Louvre, París; Cuadro del pintor Ingres, Juana de Arco en la coronación de Carlos VII.)

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