El Arte tiene la virtualidad de recordar nuestros rostros y de mantener el pasado fijado en los ojos del porvenir. ¿Qué si no fue el impulso obsesivo de plasmar en lo que fuese las imágenes compuestas de nuestros antepasados? Así comenzaría el Arte, siendo un auxiliar de la memoria y un vínculo entre los muertos y los vivos, entre los recuerdos y la desmemoria. Pero, navegaremos con la proa de nuestras vidas sosteniendo la mirada tan sólo en el reflejo pictográfico de lo exquisito, de lo bello, de lo armonioso o de lo magistralmente creativo. Por esto sólo recordaremos mejor lo maravilloso o lo que más nos impresione la vista gratamente. Los creadores del Arte consiguieron satisfacer así su propia vanidad, su propio recuerdo creativo y artístico: solazando eterna la belleza de lo vivido, de lo existido o de lo imaginado en los ojos admirados, efímeros y sorprendidos de sus espectadores.
El artista norteamericano Ray Donley (Texas, EEUU, 1950) evoca en sus obras tanto el pasado como el presente. Genuino creador actual, consigue inspirar las inquietudes contemporáneas de lo humano con el genio inmortal y mágico de sus clásicos maestros eternos (Rembrandt, Caravaggio, Ribera). Porque para este pintor lo humano primará siempre sobre cualquier otra representación o característica estética. Son ahora rostros humanos -a veces ocultos-, pero también obsesiones, emociones o frustraciones, cualidades aparentes de la fugacidad de lo vivido o de la fragilidad del momento que, armoniosamente, compone así en sus obras de Arte contemporáneo. ¿Hay otra forma mejor de crear, después de haber alcanzado el Arte a reinventarse, que aquella que combine magisterio y audacia?
Cuando el escritor romántico Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870) se encontrase ante la encrucijada de enfrentar un Romanticismo empalagoso y decadente con el deseo de expresar las emociones de otra forma, alcanzaría el poeta español la gloria sin saberlo. En sus palabras conocidas o en sus verbos desgastados supo inspirar Bécquer genialmente el sentido más universal, permanente y emotivo de lo humano. A veces clasicismo y modernidad se han enfrentado por un inculto proceder manipulado. Son tan compatibles ambas tendencias como los contrarios necesarios, como el renacer y la destrucción, o como la existencia y el recuerdo. Gustavo Adolfo Bécquer supo combinar los elementos más eternos de la creación literaria, tanto como lo hicieran los maestros barrocos con sus lienzos. Así, el poeta español compuso versos que no sólo sonaban bien sino que expresaban lo más auténtico, profundo, intemporal y desgarrado que el ser humano haya sentido, sienta o sentirá jamás. En su Rima LXI, pocos años antes de desaparecer, dejaría el romántico poeta español escrito esto para siempre:
¿Quién, en fin, al otro día,
cuando el sol vuelva a brillar,
de que pasé por el mundo,
quién se acordará?
(Óleos del pintor norteamericano Ray Donley: Tristán, 2011; Isolda, 2011; Figura con capa amarilla, 2009; La crisis, 2010; Figura en rojo, 2011; El sueño, 2012; Figura con máscara blanca -Amelia-, 2010; Figura con Dupatta -larga bufanda asiática-, 2012; Tres máscaras blancas, 2012; La Perdida, 2010; La máscara de la cordura, 2011; El origen de la conciencia en el discurso de la mente bicameral, 2010.)
7 comentarios:
Que un autor consiga trasladar diversas expresiones de la condición humana, es una de las principales razones por la cual me fascina el arte. Ese mérito no está al alcance de cualquiera.
El pintor que hoy nos muestras, sin duda posee dicha virtud.
Y que decir del gran poeta...
...; desengáñate,
¡así ... nadie compondrá!
Un fuerte abrazo.
Y debe ser así, exclusivo, misterioso, inaccesible, especial... El Arte, como los artistas, debe brillar entre tanta mediocridad y lastres. Es la única forma para que llegue su mensaje. Gracias por tus apuntes tan certeros.
Un abrazo.
Fuera de lugar. El artista en su interior le gustaría formar parte de este sinsentido. Luchando contra no se sabe el qué y el por qué. Se sufre mucho sin saber el motivo del sufrimiento. Al artista le tiene sin cuidado su obra sólo desearía la cotidianidad.
Muchas veces me pregunto de tantas cosas que no encuentro la respuesta.
Saludos un placer leerte.
Magnífica la página que hoy nos traes - para no faltar a la costumbre - mostrándonos en esos rostros realizados por Ran Donley, los instantes por los que atravesamos los seres humanos y desmontando esos amargos versos de Bécquer.
Mientras existan los seres capaces de guardar para el futuro nuestras imágenes alguien recordará algún día nuestro paso por el mundo.
Un saludo.
Muchas gracias sacd@ por seguir estas tan sólo inspiradas entradas. Saludos a ti.
Por esto el Arte, elpresley, es una garantía para los creadores fundamentalmente. Los demás, al menos, tan sólo podremos ser retratados, si acaso. Gracias por tus amables comentarios.
Un saludo.
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