Aunque de buena familia irlandesa, William Lamport (Wexford, Irlanda, 1611 - Ciudad de Méjico, Nueva España, 1659) terminaría siendo un aventurero corsario inglés. En un viaje juvenil para estudiar en Inglaterra se dejaría seducir por el mundo romántico de la piratería corsaria. Sin embargo, abandonaría sus peripecias corsarias en otro país cuando, al desembarcar en La Coruña, decide quedarse en España y cambiar ahora su nombre por el castellano Guillén Lombardo. Después de estudiar en Alcalá de Henares ingresaría en la Armada española como capitán, participando además en gloriosas y victoriosas batallas navales en el convulso siglo XVII español. Pero en el año 1640 es nombrado por el rey Felipe IV un nuevo virrey para la gobernación de la Nueva España (Méjico), don Diego López de Pacheco (Cuenca, 1599 - Navarra, 1653), y entonces el joven capitán Lombardo lo acompañará en el largo y peligroso viaje a las Indias Occidentales. Aunque desconociéndose el motivo real, el capitán Lombardo acabaría en Méjico siendo arrestado por la Inquisición acusado de brujería y conspiración contra la Corona. Al parecer quiso liberar a los indios y esclavos negros oprimidos, alzándose ahora él como un emancipador y un justo gobernante.
Intentaría Guillén Lombardo escapar en varias ocasiones de la prisión inquisitorial, aunque, finalmente, sería sentenciado, condenado y ejecutado en la hoguera en la Ciudad de Méjico en noviembre del año 1659. Mantuvo una arriesgada fama de mujeriego y seductor sin escrúpulos, incluso con altas damas aristócratas. Pero tambien se prodigaría en su afición de aventurero rebelde y de fabulador impenitente. En este caso tuvo hasta la osadía de proclamarse hijo bastardo del padre del rey español Felipe IV, tratando de hacerse con la legitimación de una posible corona mejicana. Esto le llevaría a su perdición final. Con el Romanticismo literario propio del siglo XIX un escritor mexicano, Vicente Riva Palacio (1832-1896), llegaría a compilar en el año 1872 una novela basada en la historia de este capitán irlandés. En su obra titulada Memorias de un impostor, rey de México, relataba la vida en el Méjico colonial de Guillén Lombardo. Aunque mantuvo el autor datos históricos utilizaría, sin embargo, un estilo fabulador propio de las novelas francesas de aventuras de la época, como fuese por ejemplo la famosa novela Los tres mosqueteros del prolífico escritor Alejandro Dumas (1802-1870).
Riva Palacio tuvo acceso libre a los archivos de la Inquisición de la Nueva España radicados en la Ciudad de México. Por entonces, el año 1859, el presidente mexicano Benito Juárez (1806-1872) promulgaría sus famosas Leyes de Reforma, una normas que confiscaban las propiedades y los bienes de la Iglesia. Esto le permitiría al escritor disponer por entonces de la libertad necesaria para acceder, analizar y estudiar los archivos de la sentencia de Guillén Lombardo. Pasado el tiempo, a finales de la segunda década del siglo XX, un periodista norteamericano llamado Johnston McCullen (1883-1958) comenzaría a escribir las populares novelas llamadas pulp novels (novelas baratas y rústicas) que, por aquellos años, empezarían a proliferar mucho entre el público norteamericano. En el año 1919 publicaría su cuento La Maldición de Capistrano, basada en la novela de Riva Palacio. Eso sí, se tomaría la libertad de cambiar el nombre, el lugar y el tiempo al protagonista, pasándose a llamar don Diego de la Vega en vez de Guillén Lombardo y situándose, un siglo después, en California en vez de en Méjico.
Otra curiosidad en la historia es el sobrenombre del Zorro. Este apelativo y su símbolo Z fueron una afortunada ocurrencia literaria de McCullen. Se basaba en la idea que tendría Riva Palacio de que Guillén Lombardo utilizaría la cábala judía para defenderse frente a los inquisidores de sus extravagantes inclinaciones políticas. Esa filosofía mística de origen judío -la cábala- trata entre otras cosas de entender el principio de la vida, su conocimiento último, así como al creador del mundo y su cosmología. Y utilizará para ello una especial interpretación de la Biblia, una que sólo podrán llevar a cabo los verdaderamente iniciados en la cábala. El concepto cabalístico principio de la vida, también conocido como chispa divina, se representaba por la palabra hebrea ziza, cuyo símbolo es la letra Z. Este argumento esotérico lo utilizaría, según Riva Palacio, el propio capitán Lombardo para defenderse de las acusaciones ante la Inquisición. Pretendía así argumentar que la conjura contra la corona y sus deseos de liberar a los oprimidos estarían del todo justificados.
El cuento publicado por McCullen en el año 1919 tuvo mucha aceptación por el público y sería muy traducido. Hasta que un año después llega a las manos de un pionero del cine mudo americano de entonces, Douglas Fairbanks (1883-1939). Este afamado actor norteamericano, llamado el rey de Hollywood, conseguiría producir, escribir y dirigir muchas y exitosas películas en los comienzos del cine americano. En el año 1920 desarrollaría toda su creatividad adaptando el cuento de McCullen al cine. De ese modo produciría, escribiría el guión y protagonizaría además La Marca del Zorro, film dirigido por Fred Niblo (1874-1948). La película ha pasado a ser una de las más grandes producciones norteamericanas del cine mudo. Déjà vu es una expresión francesa que indica la experiencia psicológica por la cual un ser humano siente haber vivido antes algo, o haber sido testigo antes de algo, pero que, sin embargo, se vive por primera vez. Es por lo que la Déjà vu histórica de la leyenda del Zorro cinematográfica sí que se vivió realmente antes, aunque, como las vivencias que suelen sentirse a veces, las últimas historias no tengan nada que ver con la realidad de lo que, sin embargo, sí que llegaron a ser y a vivirse, auténticamente, en la historia.
(Óleo del pintor barroco Rubens, El joven Capitán -hace referencia a Guillen Lombardo-, Museo Timken de San Diego, EE.UU; Lienzo con el retrato del virrey Diego López de Pacheco, autor y fecha desconocidos; Imagen del cuadro con el retrato del escritor mexicano Vicente Riva Palacio, autor desconocido; Fotografía del periodista y escritor Johnston McCullen y del actor, a su derecha, que interpretó al Zorro en los años cincuenta, Guy Williams; Fotografía del actor Douglas Fairbanks, 1921; Imagen del cartel cinematográfico de La Marca del Zorro, 1920.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario