21 de julio de 2010

Una cruzada poética y legendaria, una modelo amada y un pintor enamorado.



El poeta renacentista italiano Torquato Tasso (1544-1595) concluiría, en el año 1575, su gran obra épica y lírica Jerusalén Liberada. Este gran poema renacentista relataba, en un estilo legendario, las vicisitudes de los cruzados europeos durante la primera toma de Jerusalén llevada a cabo en el año 1099. Entre los cruzados cristianos que tratan de tomar la ciudad santa se encuentra el soldado Reinaldo. Éste huye una vez desairado del campamento cristiano, instalado para asediar la ciudad, por un enfrentamiento personal con otro cruzado. Pero una bella mujer enemiga, Armida, es enviada por unos aliados de los sitiados musulmanes para socorrer Jerusalén ahora con su magia. Armida consigue, gracias a su magia prodigiosa, hacer prisioneros a algunos de los cruzados cristianos que asediaban la ciudad. Mientras, otros caballeros cruzados se acaban rebelando contra el propio jefe de la cruzada, Godofredo de Bouillón (1060-1100), por la forma en que se llevaba el asedio. Al final, Godofredo logra dominar la rebelión y terminan luchando todos juntos contra el enemigo musulmán. A su vez, Reinaldo aprovecha aquella huida para liberar algunos prisioneros cristianos capturados antes por la arpía Armida.

Continúa el poema de Tasso describiendo cómo ahora un bosque cercano, que los cruzados deben utilizar para fabricar sus artefactos de asedio, es hechizado por otro mago enemigo siendo imposible utilizar esos árboles por los cristianos para conseguir la victoria deseada. Godofredo manda entonces buscar a Reinaldo, único capaz de poder conjurar aquel hechizo. Éste, sin embargo, habría caído seducido ya bajo los poderes mágicos de la bella Armida. Pero ésta terminaría irresistiblemente enamorada ahora de Reinaldo. El soldado cruzado consigue al fin liberarse del mágico seductor hechizo, y acabará conjurando además el maleficio inoportuno del necesitado bosque. Los cristianos pueden, de ese modo, usar el tan necesitado bosque y su madera terminando por conquistar la amurallada ciudad musulmana de Jerusalén.

El pintor veneciano Francesco Hayez (1791-1882), representante del Romanticismo histórico de Italia, fue un hábil artista que consiguió combinar la excelente factura de su trabajo clásico con un misterioso y acertado simbolismo. Crearía el cuadro Reinaldo y Armida en el año 1814, enamorándose el pintor de su hermosa modelo de diecinueve años como el protagonista de la leyenda. En el lienzo se aprecia ahora cómo Armida, que se acerca al enemigo cristiano Reinaldo para asesinarlo, acabará seducida y enamorada perdidamente de él. Dos compañeros de Reinaldo le buscan denodamente ahora. Y tratarán de convencerlo de que rehúya aquel hechizo amoroso. Utilizan incluso un espejo -que se observa en el cuadro- para que Reinaldo se mire a sí mismo ahora... ¡y reaccione! Otro creador, Nicolás Poussin, pintaría mucho antes, en el año 1629, la misma representación legendaria. Pero entonces Poussin incluiría además a Cupido -el dios latino del amor-, que se afanaría por detener así, atrevido, el brazo asesino, decidido y mortífero de la bella Armida...

(Óleo Reinaldo y Armida, del pintor italiano Francesco Hayez, 1814, Galería de Venecia; Óleo Meditación de la Historia de Italia, Francesco Hayez, 1851, Galería cívica de Arte, Verona, extraordinaria obra que simboliza la construcción de la nación italiana, con los símbolos que justificarían la creación de Italia: la cruz y la Historia escrita; al mismo tiempo el pintor Hayez dibujará una joven pura pero dubitativa, de mirada perdida y sin fuerza, como la realidad en el momento de la creación del cuadro de las dificultades que la unificación italiana suponían en el año 1851; Autorretrato, Francesco Hayez, 1860, Galería de los Uffizi, Florencia; Imagen con el Retrato de Torquato Tasso; Cuadro de la pintora prerrafaelita Mary Spartalli Stillman (1844-1927) Una rosa del jardín de Armida, 1894; Lienzo de Nicolás Poussin, Reinaldo y Armida, 1629, Londres)

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